miércoles, 16 de mayo de 2012

Cuentos

Cuentos.

EL VASO DE LECHE

AFIRMADO en la barandilla de estribor, el marinero parecía esperar a alguien. Tenía en la mano izquierda un envoltorio de papel blanco, manchado de grasa en varias partes. Con la otra mano atendía la pipa.... Entre unos vagones apareció un joven delgado; se detuvo un instante, miró hacia el mar y avanzó después, caminando por la orilla del muelle con las manos en los bolsillos, distraído o pensando.... Cuando pasó frente al barco, el marinero le gritó en inglés:... -I say; look here! (¡Oiga, mire!)... El joven levantó la cabeza, y, sin detenerse, contestó en el mismo idioma:... - Hallo! What? (¡Hola! ¿Qué?)... -Are you hungry? (¿Tiene hambre?)... Hubo un breve silencio, durante el cual el joven pareció reflexionar y hasta dio un paso más corto que los demás, como para detenerse; pero al fin dijo, mientras dirigía al marinero una sonrisa triste:... -No, I am not hungry. Thank you, sailor. (No, no tengo hambre. Muchas gracias, marinero.)... -Very well. (Muy bien.)... Sacóse la pipa de la boca el marinero, escupió y colocándosela de nuevo entre los labios, miró hacia otro lado. El joven, avergonzado de que su aspecto despertara sentimientos de caridad, pareció apresurar el paso, como temiendo arrepentirse de su negativa.... Un instante después, un magnífico vagabundo, vestido inverosímilmente de harapos, grandes zapatos rotos, larga barba rubia y ojos azules, pasó ante el marinero, y éste, sin llamarlo previamente, le gritó:... -Are you hungry?... No había terminado aún su pregunta, cuando el atorrante, mirando con ojos brillantes el paquete que el marinero tenía en las manos, contestó apresuradamente:... -Yes, sir, I am very much hungry! (¡Si, señor, tengo harta hambre!)... Sonrió el marinero. El paquete voló en el aire y fue a caer entre las manos ávidas del hambriento. Ni siquiera dio las gracias, y abriendo el envoltorio calentito aún, sentóse en el suelo, restregándose las manos alegremente al contemplar su contenido. Un atorrante de puerto puede no saber inglés, pero nunca se perdonaría no saber el suficiente como para pedir de comer a uno que habla ese idioma.... El joven que pasara momentos antes, parado a corta distancia de allí, presenció la escena.... El también tenía hambre. Hacía tres días justos que no comía, tres largos días. Y más por timidez y vergüenza que por orgullo, se resistía a pararse delante de las escalas de los vapores, a las horas de comida, esperando de la generosidad de los marineros algún paquete que contuviera restos de guisos y trozos de carne. No podía hacerlo, no podría hacerlo nunca. Y cuando, como en el caso reciente, alguno le ofrecía sus sobras, las rechazaba heroicamente, sintiendo que la negativa aumentaba su hambre.... Seis días hacía que vagaba por las callejuelas y muelles de aquel puerto. Lo había dejado allí un vapor inglés procedente de Punta Arenas, puerto en donde había desertado de un vapor en que servía como muchacho de capitán. Estuvo un mes allí, ayudando en sus ocupaciones a un austriáco pescador de centollas, y en el primer barco que pasó hacia el norte embarcóse ocultamente.... Lo descubrieron al día siguiente de zarpar y enviáronlo a trabajar en las calderas. En el primer puerto grande que tocó el vapor lo desembarcaron, y allí quedó, como un fardo sin dirección ni destinatario, sin conocer a nadie, sin un centavo en los bolsillos y sin saber trabajar en oficio alguno.... Mientras estuvo allí el vapor, pudo comer, pero después... La ciudad enorme, que se alzaba más allá de las callejuelas llenas de tabernas y posadas pobres, no le atraía; parecíale un lugar de esclavitud, sin aire, obscura, sin esa grandeza amplia del mar, y entre cuyas altas paredes y calles rectas la gente vive y muere aturdida por un tráfago angustioso.... Estaba poseído por la obsesión del mar, que tuerce las vidas más lisas y definidas como un brazo poderoso una delgada varilla. Aunque era muy joven había hecho varios viajes por las costas de America del Sur, en diversos vapores, desempeñando distintos trabajos y faenas, faenas y trabajos que en tierra casi no tenían aplicación.... Después que se fue el vapor, anduvo y anduvo, esperando del azar algo que le permitiera vivir de algún modo mientras tomaba sus canchas familiares; pero no encontró nada. El puerto tenía poco movimiento y en los contados vapores en que se trabajaba no lo aceptaron.... Ambulaban por allí infinidades de vagabundos de profesión; marineros sin contrata, como él, desertados de un vapor o prófugos de algún delito; atorrantes abandonados al ocio, que se mantienen de no se sabe qué, mendigando o robando, pasando los días como las cuentas de un rosario mugriento, esperando quién sabe qué extraños acontecimientos, o no esperando nada, individuos de las razas y pueblos más exóticos y extraños, aun de aquellos en cuya existencia no se cree hasta no haber visto un ejemplar vivo.
... Al día siguiente convencido de que no podría resistir mucho más, decidió recurrir a cualquier medio para procurarse alimentos.... Caminando, fue a dar delante de un vapor que había llegado la noche anterior y que cargaba trigo. Una hilera de hombres marchaba, dando la vuelta, al hombro los pesados sacos, desde los vagones, atravesando una planchada, hasta la escotilla de la bodega, donde los estibadores recibían la carga.... Estuvo un rato mirando hasta que atrevióse a hablar con el capatáz, ofreciéndose. Fue aceptado y animosamente formó parte de la larga fila de cargadores.... Durante el primer tiempo de la jornada, trabajó bien; pero después empezó a sentirse fatigado y le vinieron vahídos, vacilando en la planchada cuando marchaba con la carga al hombro, viendo que a sus pies la abertura formada por el costado del vapor y el murallón del muelle, en el fondo de la cual, el mar, manchado de aceite y cubierto de desperdicios, glogloteaba sordamente.... A la hora de almorzar hubo un breve descanso y en tanto que algunos fueron a comer en los figones cercanos y otros comían lo que habían llevado, él se tendió en el suelo a descansar, disimulando su hambre.... Terminó la jornada completamente agotado, cubierto de sudor, reducido ya a lo último. Mientras los trabajadores se retiraban, se sentó en unas bolsas acechando al capataz, y cuando se hubo marchado el último, acercóse a él y confuso y titubeante, aunque sin contarle lo que le sucedía, le preguntó si podían pagarle inmediatamente o si era posible conseguir un adelanto a cuenta de lo ganado.... Contestóle el capataz que la costumbre era pagar al final del trabajo y que todavía sería necesario trabajar el día siguiente para concluir de cargar el vapor. ¡Un día más! Por otro lado, no adelantaban un centavo.... -Pero -le dijo-, si usted necesita, yo podría prestarle unos cuarenta centavos... No tengo más.... Le agradeció el ofrecimiento con una sonrisa angustiosa y se fue.... Le acometió entonces una desesperación aguda. ¡Tenía hambre, hambre, hambre! Un hambre que lo doblegaba como un latigazo; veía todo a través de una niebla azul y al andar vacilaba como un borracho. Sin embargo, no habría podido quejarse ni gritar, pues su sufrimiento era obscuro y fatigante; no era dolor, sino angustia sorda, acabamiento; le parecía que estaba aplastado por un gran peso.... Sintió de pronto como una quemadura en las entrañas, y se detuvo. Se fue inclinando, inclinando, doblándose forzadamente como una barra de hierro, y creyó que iba a caer. En ese instante, como si una ventana se hubiera abierto ante él, vio su casa, el paisaje que se veía desde ella, el rostro de su madre y el de sus hermanas, todo lo que él quería y amaba apareció y desapareció ante sus ojos cerrados por la fatiga... Después, poco a poco, cesó el desvanecimiento y se fue enderezando, mientras la quemadura se enfriaba despacio. Por fin se irguió, respirando profundamente. Una hora más y caería al suelo.... Apuró el paso, como huyendo de un nuevo mareo, y mientras marchaba resolvió ir a comer a cualquier parte, sin pagar, dispuesto a que lo avergonzaran, a que le pegaran, a que lo mandaran preso, a todo; lo importante era comer, comer, comer. Cien veces repitió mentalmente esta palabra: comer, comer, comer, hasta que el vocablo perdió su sentido, dejándole una impresión de vacío caliente en la cabeza.... No pensaba huir; le diría al dueño: "Señor, tenía hambre, hambre, hambre, y no tengo con qué pagar... Haga lo que quiera".... Llegó hasta las primeras calles de la ciudad y en una de ellas encontró una lechería. Era un negocito muy claro y limpio, lleno de mesitas con cubiertas de mármol. Detrás de un mostrador estaba de pie una señora rubia con un delantal blanquísimo.... Eligió ese negocio. La calle era poco transitada. Habría podido comer en uno de los figones que estaban junto al muelle, pero se encontraban llenos de gente que jugaba y bebía.... En la lechería no había sino un cliente. Era un vejete de anteojos, que con la nariz metida entre las hojas de un periódico, leyendo, permanecía inmóvil, como pegado a la silla. Sobre la mesita había un vaso de leche a medio consumir.... Esperó que se retirara, paseando por la acera, sintiendo que poco a poco se le encendía en el estómago la quemadura de antes, y esperó cinco, diez, hasta quince minutos. Se cansó y paróse a un lado de la puerta, desde donde lanzaba al viejo unas miradas que parecían pedradas.
... ¡Qué diablos leería con tanta atención! Llegó a imaginarse que era un enemigo suyo, el cual, sabiendo sus intenciones, se hubiera propuesto entorpecerlas. Le daban ganas de entrar y decirle algo fuerte que le obligara a marcharse, una grosería o una frase que le indicara que no tenía derecho a permanecer una hora sentado, y leyendo, por un gasto tan reducido.
... Por fin el cliente terminó su lectura, o por lo menos la interrumpió. Se bebió de un sorbo el resto de leche que contenía el vaso, se levantó pausadamente, pagó y dirigióse a la puerta. Salió; era un vejete encorvado, con trazas de carpintero o barnizador.
... Apenas estuvo en la calle, afirmóse los anteojos, metió de nuevo la nariz entre las hojas del periódico y se fue, caminando despacito y deteniéndose cada diez pasos para leer con más detenimiento.
... Esperó que se alejara y entró. Un momento estuvo parado a la entrada, indeciso, no sabiendo dónde sentarse; por fin eligió una mesa y dirigióse hacia ella; pero a mitad de camno se arrepintió, retrocedió y tropezó en una silla, instalándose después en un rincón.
... Acudió la señora, pasó un trapo por la cubierta de la mesa y con voz suave, en la que se notaba un dejo de acento español, le preguntó:
... -¿Qué se va usted a servir?
... Sin mirarla, le contestó:
... -Un vaso de leche.
... -¿Grande?
... -Sí, grande.
... -¿Solo?
... -¿Hay bizcochos?
... -No; vainillas.
... -Bueno, vainillas.
... Cuando la señora se dio vuelta, él se restregó las manos sobre las rodillas, regocijado, como quien tiene frío y va a beber algo caliente.
... Volvió la señora y colocó ante él un gran vaso de leche y un platillo lleno de vainillas, dirigiéndose después a su puesto detrás del mostrador.
... Su primer impulso fue el de beberse la leche de un trago y comerse después las vainillas, pero en seguida se arrepintió; sentía que los ojos de la mujer lo miraban con curiosidad. No se atrevía a mirarla; le parecía que, al hacerlo, conoceria su estado de ánimo y sus propósitos vergonzosos y él tendría que levantarse e irse, sin probar lo que había pedido.
... Pausadamente tomó una vainilla, humedeciéndola en la leche y le dio un bocado; bebió un sorbo de leche y sintió que la quemadura; ya encendida en su estómago, se apagaba y deshacía. Pero, en seguida, la realidad de su situación desesperada surgió ante él y algo apretado y caliente subió desde su corazón hasta la garganta; se dio cuenta de que iba a sollozar, a sollozar a gritos, y aunque sabía que la señora lo estaba mirando, no pudo rechazar ni deshacer aquel nudo ardiente que se estrechaba más y más. Resistió, y mientras resistía, comió apresuradamente, como asustado, temiendo que el llanto le impidiera comer. Cuando terminó con la leche y las vainillas se le nublaron los ojos y algo tibio rodó por su nariz, cayendo dentro del vaso. Un terrible sollozo lo sacudió hasta los zapatos.
... Afirmó la cabeza en las manos y durante mucho rato lloró, lloró con pena, con rabia, con ganas de llorar, como si nunca hubiera llorado.
... Inclinado estaba y llorando, cuando sintió que una mano le acariciaba la cansada cabeza y una voz de mujer, con un dulce acento español, le decía:
... -Llore, hijo, llore...
... Una nueva ola de llanto le arrasó los ojos y lloró con tanta fuerza como la primera vez, pero ahora no angustiosamente, sino con alegría, sintiendo que una gran frescura lo penetraba, apagando eso caliente que le había estrangulado la garganta. Mientras lloraba, parecióle que su vida y sus sentimientos se limpiaban como un vaso bajo un chorro de agua, recobrando la claridad y firmeza de otros días.
... Cuando pasó el acceso de llanto, se limpió con su pañuelo los ojos y la cara, ya tranquilo. Levantó la cabeza y miró a la señora, pero ésta no le miraba ya, miraba hacia la calle, a un punto lejano, y su rostro estaba triste.
... En la mesita, ante él, había un nuevo vaso lleno de leche y otro platillo colmado de vainillas; comió lentamente, sin pensar en nada, como si nada le hubiera pasado, como si estuviera en su casa y su madre fuera esa mujer que estaba detrás del mostrador.
... Cuando terminó ya había obscurecido y el negocio se iluminaba con la bombilla eléctrica. Estuvo un rato sentado, pensando en lo que le diría a la señora al despedirse, sin ocurrírsele nada oportuno.
... Al fin se levantó y dijo simplemente:
... -Muchas gracias, señora; adiós...
... -Adiós, hijo... -le contestó ella.
... Salió. El viento que venía del mar refrescó su cara, caliente aún por el llanto. Caminó un rato sin dirección, tomando después por una calle que bajaba hacia los muelles. La noche era hermosísima y grandes estrellas aparecían en el cielo de verano.
... Pensó en la señora rubia que tan generosamente se había conducido, e hizo propósitos de pagarle y recompensarla de una manera digna cuando tuviera dinero; pero estos pensamientos de gratitud se desvanecían junto con el ardor de su rostro, hasta que no quedó ninguno, y el hecho reciente retrocedió y se perdió en los recodos de su vida pasada.
... De pronto se sorprendió cantando algo en voz baja. Se irguió alegremente, pisando con firmeza y decisión.
... Llegó a la orilla del mar y anduvo de un lado para otro, elásticamente, sintiéndose rehacer, como si sus fuerzas anteriores, antes dispersas, se reunieran y amalgamaran sólidamente.
... Después la fatiga del trabajo empezó a subirle por las piernas en un lento hormigueo y se sentó sobre un montón de bolsas.
... Miró el mar. Las luces del muelle y las de los barcos se extendían por el agua en un reguero rojizo y dorado, temblando suavemente. Se tendió de espaldas, mirando el cielo largo rato. No tenía ganas de pensar, ni de cantar, ni de hablar. Se sentía vivir, nada más.
... Hasta que se quedó dormido con el rostro vuelto hacia el mar.

La espera. Guillermo Blanco.
                
Había dejado de llover cuando despertó. Aún era de noche, pero afuera estaba casi claro, y a través de una de las ventanas penetraba el resplandor vago, fantasmal, del plenilunio. Desde el camino llegaba el son del viento entre las hojas de los álamos. Más acá, en el pasillo o en alguna de las habitaciones, una tabla crujió. Luego crujió una segunda, luego una tercera; silencio. Diríase que alguien había dado unos pasos sigilosos y se había detenido. Un perro aulló a la distancia, largamente. El aullido pareció ascender por el aire nocturno, describir un arco como un aerolito y perderse poco a poco, devorado por la oscuridad. A intervalos parejos, un resabio de agua goteaba del alero.
Ella imaginó los charcos que habría en el patio, y en los charcos la luna, quieta. Veía desde su lecho la copa del ciprés, que se balanceaba con dignidad sobre un fondo revuelto de nubes y cielo despejado. El contorno de la reja destacaba, nítido; reproducíase, por efecto de la sombra, en el muro frontero, donde se dibujaban siluetas extrañas.
Tuvo miedo de nuevo.

Miedo de la hora, del frío, de los diminutos ruidos que rompían a intervalos el silencio; miedo del silencio mismo. Miró a su marido: dormía con gran placidez. Su rostro, no obstante, bañado en luz blanquecina, poseía un aire siniestro, de cadáver o criatura de otro mundo. Sintió el impulso de despertarlo, mas no se atrevió. Habría sido absurdo. Su miedo lo era. Y sin embargo era tan fuerte. La oprimía por momentos igual que una tenaza, impidiéndole respirar aunque mantenía abierta la boca, aunque cambiaba suavemente de postura. Suavemente, para no interrumpir el sueño de él.

Duerme, amor, duerme. No voy a molestarte. Estoy un poco nerviosa, eso es todo. Son los nervios, amor, que no me dejan tranquila.
Un ave nocturna cantó quizá dónde. No era un canto lúgubre, sino una especie de música a un tiempo misteriosa y serena.
Tornó ella a percibir el crujido de las tablas, acercándose.
Yo sé que no es nadie. Siempre pasa esto y no es nadie. No es nadie. Nadie.
De pronto tuvo conciencia de que su frente se hallaba cubierta de sudor. Se enjugó con la sábana. Amor, amor, repitió mentalmente, en un mudo grito de angustia. ¡Si él despertase! Si se desvelara también, y así, juntos conversaran en voz baja hasta llegar el día. . .
Pero el hombre no captaba su llamado interno. Era la fatiga, pensó. Con tanto quehacer de la mañana a la tarde, con el madrugón de hoy. . .
Duerme. No te importe.

El viento semejó detenerse unos instantes, para continuar en seguida su melodía unicorde en la alameda. Por primera vez notó ella, apagada por la distancia, la monótona música del río: se vería muy pálido ahora: un río de pesadilla, resbalando con terrible lentitud, y a ambos lados los sauces beberían interminablemente, encorvados, en libación comparable a un pase de brujos, y arriba el cielo nuboso y el revolotear de los murciélagos, y la voz honda de la corriente repetiría su pedregoso murmullo de abracadabra.

(Una muchacha había muerto en el río, años atrás. Cuando encontraron su cadáver oculto en las zarzas de un remanso se hubiera creído que vivía aún, tal era la transparencia de sus ojos abiertos, tal la paz de sus manos y sus facciones, y la frescura que irradiaba toda ella. Vestía un traje celeste con flores blancas; un traje sencillo, delgado. Al sacarla del agua, la tela se ceñía a su cuerpo de modo que daba la idea de constituir una unidad con él. Nadie supo nunca quién era ni de dónde venía. Sólo que era joven, que la muerte le había conferido belleza, que sus rasgos eran limpios y puros. Los mozos de la comarca pensaban en ella y les daba pena su existencia interrumpida, y la amaban un poco en sus imaginaciones. Ignoraban por qué apareció allí. No debió de ahogarse, pues no estaba hinchada, mas en su rostro ninguna huella mostraba el paso de una enfermedad, o de un golpe o un tiro. La llevaron a San Millán para hacerle la autopsia. Los mozos no supieron más. No quisieron saber: la recordaban tal cual surgió: lozana, amable, serena, con algo de irreal o feérico, desprovista de nombre, de causas. ¿Para qué saber más? ¿Para qué saber si por este o el otro motivo resolvió quitarse la vida, o si no se la quitó? Al referirse a ella la llamaban la Niña del Río, aunque su cuerpo era ya el de una mujer. Decían que desde esa tarde el río cantaba de diversa manera en el lugar donde apareció. Y quizá si en el fondo no lamentaran verdaderamente que hubiese perecido, porque no la conocieron viva y porque viva no habría podido ser sino de uno—ninguno de ellos, de seguro—, y así, en cambio, su grácil fantasma era patrimonio de todos.)
Un perro ladró nuevamente, lejos. Después ladró otro más cerca.

Si él despertase ahora. Cómo lo deseaba. Cómo deseaba tener sus brazos en torno, fuertes y tranquilizadores, o sentir su mano grande enredada en el pelo. En un impulso repentino lo besó. Apenas. El hombre emitió un breve gruñido, chasqueó la lengua dentro de la boca y siguió durmiendo.
Pobre amor: estás cansado.
Cerró los ojos.
Entonces lo vio. Lo vio con más nitidez que nunca, igual que si la escena estuviese repitiéndose allí, dentro del cuarto, y el Negro volviese a morder las palabras con que amenazara a su marido:
—¡Me lah vai a pagar, futre hijo'e perra!
Vio sus pupilas enrojecidas y su rostro barbudo, que se contraía en una suerte de impasible mueca de odio. Ella nunca se había encontrado antes frente al odio—a la ira sí, pero no al odio—, y experimentó una mezcla de terror y de piedad hacia ese infeliz forajido que iba a pasar el resto de sus días encerrado entre cuatro paredes, sin una palabra de consuelo ni una mano amiga, encerrado con su rencor, doblemente solo por ello y doblemente encerrado.
—¡Me lah vai a pagar!
Y a medida que los carabineros se lo llevaban con las manos esposadas y atado por una cuerda al cabestro de una de sus cabalgaduras, el Negro se volvía a repetir un ronco:
—¡Te lo juro! ¡Te lo juro!
El esposo lo miraba en silencio, y ella se dijo que tal vez también a él le daba lástima ver al preso tan inerme. Un bandido que era el terror de la comarca, cuyo estribo besaran muchos para implorar su gracia o su favor, y cuyo puñal guardaba el recuerdo de la carne de tantos muertos y tantos heridos. De vientres abiertos y caras marcadas, de brazos o pechos rajados de alto a bajo.
Sí, era malo. Pero ¿era malo? ¿Podía ser real maldad tanta maldad? ¿No era, acaso, una especie de locura: la del lobo, o el perro que de pronto se torna matrero?
Y aunque no fuera sino maldad—pensaba—, y quizá por eso mismo, el Negro era digno de compasión. Debía de ser terrible vivir así, odiando y temiendo, temido y odiado, perseguido, sin saber lo que es hogar ni lo que es amor, comiendo de cualquier manera en cualquier parte; amando con el solo instinto, a campo raso, a hurtadillas. Un amor de barbarie animal, desprovisto de ternura, sin la caricia suave, secreta, que es como un acto esotérico: ni el beso quieto que no destroza los labios, ni la charla tranquila frente a la tarde, ni la mirada infinita y perfecta. Un amor que seguramente no es correspondido con amor, sino con terror, y que dura un instante, para dar paso de nuevo a la fuga.
Así lo sorprendió su marido, oculto entre unas zarzas, con una mujer blanca de miedo y embadurnada de sangre. Lo encañonó con el revólver.
—Párate, Negro. Arréglate.
—Deje mejor, patrón.
Pronunciaba "patrón" con una ironía sutil y profunda. Casi una befa.
—Párate.
—Le prevengo, patrón.
Él no respondió. El Negro se puso de pie con ostensible lentitud. A lo largo del camino, hasta la quebrada de la Higuera, fue repitiéndole:
—Toavía eh tiempo, patrón. Puee cohtarle caro.
Y él mudo.
—Yo tengo mi gente, patrón.
Silencio.
—Piense en la patrona, que icen qu'eh güenamoza y joen. . .
El Negro marchaba unos pasos delante, y le hablaba mostrándole el perfil. Él lo miraba desde arriba de su caballo, con la vista aguzada, pronto a disparar al menor movimiento extraño.
—Sería una pena que enviudara la patroncita...
Pausa. El perfil sonreía apenas, con malicia.
—. . . o que enviudara uhté . . .
—Si dices media cosa más, te meto un tiro.
—¡Por Dioh, patrón!
—Cállate.
—Ni que me tuviera miedo—murmuró, fríamente socarrón, demorándose en las palabras. Y de improviso, en un instante, se inclinó y cogió una piedra, y cuando iba a lanzársela, él oprimió el gatillo, una, dos, tres veces. Un par de balas se alojó en la pierna izquierda del Negro, que permaneció inmóvil, esperando. Ambos jadeaban.
—¿No 'e, patrón? La embarró. Ahora no voy a poder andar.
Lo ató con el lazo cuidadosamente, haciéndolo casi un ovillo, y lo puso atravesado sobre la montura, de modo que sus pies colgaban hacia un lado y la cabeza hacia el otro. Así, tirando él de la brida, lo condujo hasta las casas del fundo. Cuando llegaron, el Negro se había desangrado con profusión: su pantalón estaba salpicado de rojo, salpicada también la cincha, y un reguero de puntos rojos marcaba el camino por donde vinieran.
Desde el pórtico de entrada los vio ella. Primero se alarmó por su marido, creyendo que podía haberle ocurrido algo, mas pronto se dio cuenta de que se hallaba bien. Adivinando la respuesta, preguntó muy quedo:

—¿Quién es?
—El Negro.
Pálido, desencajado, el Negro alzó el rostro con gran esfuerzo, la observó fijamente. Todavía ahora sentía incrustados en su carne esos ojos de acero, llameantes en medio de la extrema debilidad y tintos de un objetivo toque perverso. Recordaba que se puso a temblar. Luego la cerviz del bandido se inclinó, mustia.
—Se desmayó. Habrá que curarlo—dijo el esposo..
—¿Tiene heridas graves?
—No. Le di en el muslo, pero es necesario contener la hemorragia.
—Yo lo curaré.
Él la cogió del brazo.
—¿No te importa?
Sonrió débilmente.
—No. No me importa. Déjame.
Su mano vibraba al ir cogiendo el algodón, la gasa, yodo. El corazón le golpeaba con extraordinaria violencia, y por momentos le parecía que iban a reventarle las sienes. Le parecía que se ablandaban sus piernas al avanzar por el largo corredor hasta el cuarto donde yacía el hombre. Lo halló puesto sobre una angarilla, con las muñecas sujetas a ambos costados y las piernas abiertas, cogidas con fuertes sogas que se unían por debajo. Era la imagen de la humillación.
Se veía más repuesto, sin embargo.
—Buenas tardes—musitó.
La miró él de pies a cabeza. Dejó pasar un largo minuto. Por fin replicó, en tono de endiablada ironía:
—Güenah tardeh, patrona.

Le alzó el pantalón con timidez. La desnuda carne lacerada, cubierta de machucones y cicatrices, inspiraba la lástima que podría inspirar la carne de un mendigo. Con agua tibia lavó la sangre, cuyo flujo era ya menor, para ir aplicando después, en medio de enormes precauciones, el yodo, que lo hacía recogerse en movimientos instintivos.
—¿Duele?
El Negro no replicó, pero sus músculos permanecieron rígidos desde ese instante, y el silencio—apenas roto por el sonido metálico de las tijeras o por el crujir del paquete de algodón—pesó en el aire de la pieza con ominosa intensidad. Le resultó eterno el tiempo que tardó en concluir. Era difícil pasar las vendas por entre tantas ataduras, y entre el cuerpo del hombre y las parihuelas, especial porque él mismo no cooperaba. Al contario: diríase que gozaba atormentándola con su propio sufrimiento.
Terminó.
Calladamente reunió sus cosas y se levantó para partir.
—Patrona . . .
Se volvió. Los ojos pequeños, sombríos, del herido la miraban con una mirada indescriptible.
—Le agradehco, patrona.
—No hay de qué—balbució.
Mas él no había acabado:
—Si me llevan preso, me van a joder.
Pausa.
—El patrón no gana naa, ni uhté tampoco. si llego a ehcaparme dehpuéh, le juro que la dejo viuda. . . Sería una pena.
Ella no sabía qué hacer ni qué decir. Por fin se fue, paso a paso, hacia la puerta.
—Hasta luego—articuló, con voz que apenas se oía.
De pronto el Negro se puso tenso. Habló, y su tono palpitaba una dureza feroz:
—¡Y a ti tamién te mato, yegua fina!
Salió precipitada, yerta de espanto.
En los dos días que demoraron en venir los carabineros no hizo sino pedir a su marido que permitiera huir al preso.
—¿Por qué va a enterarse nadie? Le dejas camino hecho, sin contarle siquiera. Ni a él. Podrías ponerle un cuchillo al alcance de la mano. ¿Quién sabría?

—Yo.
—Amor.
—Estás loca.
—Hazlo. Te. . .
—Pero si es tan absurdo.
—No voy a vivir tranquila.
—Y si lo suelto, ¿cuántas mujeres dejarán de vivir tranquilas?
¿Cuántas perderán a sus hijos, o. . ., o. . . ? Tú sabes cómo lo encontré. Esa pobre muchacha tenía su novio, tendría sus esperanzas, sus planes, igual que tú cuando nos casamos. ¿Y ahora? El novio no quiere ni verla. Le ha bajado por ahí el honor, al imbécil. Y ella. .., bueno. Está vacía. Nada va a ser como antes para ella. Por el Negro. Por este bruto. ¿Y quieres que tu miedo le permita seguir haciendo de las suyas?
—Va a escapar.
—No veo. . .
Fue en vano insistir. Sin embargo, algo en su adentro se resistía a toda razón, sobre toda razón la impulsaba a desear que aquello se arreglase en cualquier forma, de modo que el Negro se viera libre y ellos no tuvieran encima la espada de Damocles de su venganza.
Pero nada ocurrió. Cuando los carabineros llegaron, el preso rugía de ira, echaba maldiciones horrendas, se debatía. Insensible a los golpes que le daban para aquietarlo, gritaba:
—¡Me lah vai a pagar, futre hijo'e perra!
Por un instante la vio.
—¡Y voh tamién, yegua!
La agitó a ella una sensación de angustia. Habría deseado decirle palabras que lo calmaran, pedirle perdón incluso, mas eso era un disparate, y, mientras, no podía dejar de permanecer ahí clavada, viendo y oyendo, llenándose de un terror frío y profundo.

...Las imágenes comenzaron a hacerse vagas, a moverse de una manera distorsionada en su mente, a medida que tornaba el sueño. Traspuesta aún, veía los ojillos agudos, pérfidos, del hombre. Su rostro sin afeitar, que cruzaban dos tajos de pálidas cicatrices. La mandíbula cuadrada, sucia. Los labios carnosos, entre los que asomaban sus dientes amarillos y disparejos y ralos, y unos colmillos de lobo. La cabeza hirsuta, la estrecha frente impresa de crueldad. En los labios había una especie de sonrisa. Murmuraban "Yegua", sin gritarlo, sin violencia ahora, suavemente, cual si fuera una galantería.

O tal vez una galantería obscena, de infinita malicia. Se revolvió en el lecho, sintiéndose herida y escarnecida, presa del semisueño y de su lógica ilógica, atrabiliaria, tan fácilmente cómica y tan fácilmente diabólica. Algo la ataba a esa comarca donde parece estar el germen de la pesadilla, y también el germen de la maldad que se oculta, del ridículo, de la muerte; donde la alegría, el dolor, la desesperación, pierden sus límites. Atada. Y el Negro la miraba, y sonreía, y le decía "Yegua", y en seguida no sonreía, sino que estaba tenso, todo él tenso cual un alambre eléctrico, y continuaba repitiendo la misma palabra, en un tono de odio sin ira que se le metía en la carne y en la sangre y en los huesos (Amor, amor), y dentro del pecho el corazón se puso a saltarle, desbocado, y de pronto tenía el cabello suelto, flotando al viento, y no era más ella, sino una potranca galopando en medio de la oscuridad, y aunque iba por una llanura se oían crujidos de madera (Amor ) y sobre todo ladridos que se acercaban poco a poco y su furia medrosa producía eco, tal si repercutieran entre cuatro paredes. . . Se acercaban, la rodeaban, iban a moderla esos perros. . .

Despertó con sobresalto.
Se quedó unos instantes semiaturdida, observando en torno. Ningún cambio: su marido yacía ahí al lado, tranquilo. La luna daba de lleno sobre la ventana del costado izquierdo, en cuyos vidrios refulgían las gotas de lluvia. Todo igual.
Suspiró.
Luego, lentamente, el trote de un caballo hizo oír su claf-claf desde el camino.
¿Qué sería? Trató de ver en su reloj, mas no lo consiguió. Un caballo. Amor—quiso decir—, un caballo. Pero calló. Escuchaba con el cuerpo entero, con el alma. Reales ahora, los ladridos se convirtieron en una algarabía agresiva. Sonó un golpe seco, un quejido, nada. El claf-claf también cesó: estaría desmontando el jinete.
—Amor.
El marido gruñó una interrogación ininteligible, entre sueños.
—¡Amor!—repitió ella.
—¿Qué hay?
—Alguien viene.
—¿Dónde? ¿Qué hora es?
—No sé.
De un soplido apagó el fósforo que él empezaba a encender.
—No. No prendas la luz. Venía por el camino.
El hombre se levantó, echándose una manta encima, y se acercó a la ventana que daba hacia afuera. Corrió la cortina en un extremo.
—¡Diablos!—exclamó.
La mujer no se atrevió a preguntar. Sabía. En unos segundos, él estuvo a su lado susurrándole instrucciones:
—Es el Negro. No te preocupes.—Abrió una gaveta—. Toma, te dejo este revólver. Ponte en ese rincón, y si asoma, disparas. No hará falta. Trata de conservar la calma, amor. Apunta con cuidado. Yo voy a salir por el corredor para sorprenderlo. Ten calma. No pasará nada.
La besó, cogió otro revólver del velador y se fue, con el sigilo de un gato, antes de que ella hubiera podido articular palabra.
Esperó.
Tenía la vista fija en el marco de cielo encuadrado, estrellado. A cada instante le parecía ver aparecer una sombra, ver moverse algo en la sombra. Cuídate, amor. Dios mío, que todo salga bien.
Cayó una gota del alero. Hacía rato que no caía ninguna.
Sopló una ráfaga de viento.
Otra gota.
Silencio.
Sintió un frío que la calaba.
Una tabla crujió. Sobresaltada, se volvió hacia la puerta. ¿No habría entrado el Negro por otra parte? Transcurrieron cinco, diez, quince segundos. No se repitió el crujido. ¿Y si apareciese por la ventana interior? Trató de imaginar cómo y por dónde lo haría. Podía trepar el muro bajo de la huerta, saltar... Sin embargo, estaba cojo aún. Y los dos mastines le impedirían pasar. No. Por ahí no era probable.
Una tercera gota se desprendió del alero.
¿Cuánto tiempo habría transcurrido? Tres gotas, pensó. ¿Habría un minuto, medio, entre gota y gota? ¿O no se producían a intervalos regulares? Cuarta gota.
Estaba claro, dentro de la oscuridad. Tal vez ya iba a amanecer. Tal vez llegara la mañana y vinieran los inquilinos, y entre todos apresaran de nuevo al Negro. . .
Quinta gota.
¡Por Dios! Trató de rezar: Padre nuestro, que estás en los Cielos, santificado sea... No. Era absurdo. No podía.
Sexta gota. Después un crujido. Se puso atenta.
Nuevo crujido.
No se encontraron. Viene ahí.
El crujido siguiente fue junto a la puerta. La puerta se abrió, dejando entrever una masa de sombra más densa. Disparó. Se escuchó un murmullo quejumbroso, breve; luego el caer de un cuerpo al suelo. Luego, débilmente:
—Amor . . .
Arrojó el revólver y se abalanzó hacia la entrada. Tocó el cuerpo: era su marido.
—¡Por Dios, qué hice!
Él:
—Pobre amor. Huye.
Trató de acariciarle la frente, y al pasar por la piel sus dedos se encontró con la sangre, que fluía a borbotones.
—Voy a curarte.
El hombre no respondió.
—¡Amor! ¡Amor! Silencio. Una tabla volvió a crujir. El revólver. Retrocedió para buscarlo a tientas, pero sus manos no dieron con él. La segunda silueta apareció entonces en la puerta.








jueves, 12 de abril de 2012




ELTEXTO EXPOSITIVO
1.- Concepto
El discurso expositivo se caracteriza por su finalidad: informar al receptor. Por lo tanto, gracias a él se intercambia información. Este tipo de discurso aparece, por ejemplo, cuando un compañero te dice que le expliques, por favor, la última clase de historia porque no entendió nada y tú le das la información necesaria.
2.- La situación de enunciación del discurso expositivo
La situación de enunciación de los discursos expositivos es particular porque el emisor es un sujeto que conoce el tema, mientras que el receptor debe ser informado sobre ese contenido. En este sentido, la relación entre ambos participantes es de asimetría (desigualdad), ya que el hablante maneja más información que el oyente acerca del asunto abordado. Piensa de nuevo en ese amigo que te pide que le expongas la clase de historia. Evidentemente, tú estás en una relación de desigualdad con él porque tú sabes algo que él necesita conocer.
Generalmente, la situación comunicativa donde se emplea este tipo de discurso es formal. Por ejemplo, cuando tienes que realizar una disertación frente a tu profesor(a) y a tus compañeros(as) existen ciertos elementos que tú consideras importante: tu vestimenta, el lenguaje que usarás, las posturas corporales, los apoyos visuales, etc. Todos estos aspectos se relacionan con el hecho de que se trata de una situación formal
El principal objetivo del texto expositivo es informar y explicar, y lo hace fundamentalmente a través de: la definición, la descripción, la comparación, el comentario y la narración. Como su objetivo es informar y divulgar conocimiento, emplea la función referencial del lenguaje para que el receptor incremente o modifique la comprensión que posee acerca de  áreas de su propio saber.
A manera de ejemplo se puede mencionar los siguientes textos expositivos: comentario de un texto, ensayos, editorial de un diario, reseña literaria o cinematográfica, crítica de espectáculos, artículos científicos, informe se investigación, reglas de un juego, noticias, reportajes, biografías, textos escolares, etcétera.
Los textos expositivos se suelen  clasificar:
DE DIVULGACIÓN: informar acerca de un tema de interés, no se necesita especialización para entenderlo. Ejemplo: la disertación, conferencias, etc.
ESPECIALIZADOS: exigen del decodificador un conocimiento previo. Ejemplo: informes, leyes, artículos de investigación


FORMAS BÁSICAS DEL DISCURSO EXPOSITIVO

Son estructuras discursivas que tienen como objeto representar las distintas modalidades del discurso expositivo y que, en general, no se presentan como unidades autónomas, sino entrelazadas.

1.- La definición: Hace referencia a los objetos, palabras o conceptos para identificarlos en sus rasgos constitutivos esenciales. La definición debe destacar debe destacar las características principales y sus diferencias particulares. Debe ser clara, exacta y ojalá breve.
Ejemplo: El canguro es un animal que tiene una bolsa fuera del cuerpo.

Es decir, el canguro pertenece a la clase amplia “animal” y se diferencia de los otros animales por una característica distintiva: una bolsa fuera del cuerpo (diferencia específica)

2.- La descripción: Se utiliza cuando se entregan diversos datos para configurar una imagen de los objetos, de sus diferentes aspectos y de los elementos que lo constituyen, es decir se refiere a estados o cualidades de personas, animales o cosas. El describir es lograr que el receptor que lee o escucha  pueda conocer lo descrito sin necesidad de la experiencia directa.

3.- La caracterización: forma discursiva que se refiere a personas, personajes, seres, figuras o entidades personalizadas en la variedad de rasgos o aspectos que los identifican. Hablamos de una caracterización física (prosopografía) cuando nos referimos al aspecto exterior visible de los seres. Cuando nos referimos a los rasgos de su personalidad y su forma de actuar, hablamos de una caracterización psicológica (etopeya). Una caracterización que incluya ambos aspectos (físicos y psicológicos) la llamaremos retrato.

4.- La narración: forma discursiva que se refiere a hechos o situaciones que acontecen o se desarrollan en una secuencia. La narración da cuenta de un acontecer, es decir, de los cambios o procesos que se producen en un elemento, persona o situación  determinados.
Es un texto oral o escrito que cuenta hechos protagonizados por personas (o seres personificados) en una sucesión temporal en una o varias secuencias. Puede ser literario o referido a hechos reales.
Sus elementos constituyentes fundamentales son:
-          el narrador y su punto de vista, o focalización.
-          Personajes
-          Espacio
-          Tiempo
-          Acontecimientos.
Un ejemplo de narración en el siguiente link:
5.- El comentario: Se refiere a opiniones, explicaciones, juicios, valoraciones, comentarios, puntos de vista del emisor sobre las materias u objetos del discurso.
Comentar significa explayarse, es decir, “declarar el contenido de un escrito, para que se entienda con más facilidad” (Dicc. RAE).





TEXTO EXPOSITIVO
MODELOS DE ORGANIZACIÓN DE PÁRRAFOS


Los textos expositivos  se presentan de diversas formas, desde libros científicos hasta artículos de prensa. La manera de organización de los textos responde a lo que llamamos modelos de organización  global, característicos de todo texto expositivo.


1.-  PROBLEMA – SOLUCIÓN: Según este tipo de estructura, se parte de una interrogante o problema, algo que se quiere saber, y se utilizan distintas ideas para resolverlo. Estas ideas, relacionadas entre sí e ilustradas con ejemplos permiten avanzar al texto hacia una solución del problema inicial.
Reconocemos la existencia de un problema cuando no sabemos o no podemos responder preguntas del tipo: ¿Cómo es…? ¿Por qué sucede…? ¿Qué resultados o efectos produce…? Qué utilidad o aplicación tiene…? etc.
En resumen el texto plante uno o varios problemas y luego plantea sus soluciones.



Ejemplo:
“El SIDA, síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida, es causada por el virus  de la Inmuno Deficiencia Humana llamado VIH. Hoy, esta enfermedad no tiene cura, sólo remedios que alargan un final irrevocable. Es una enfermedad de transmisión sexual (EIS) y se transmite por la sangre, semen, fluidos vaginales y por vía materna. Hasta el 2000, el resumen mundial de la epidemia entregó cifras alarmantes.
El tratamiento nunca va a ser tan bueno como nunca haberse enfermado, entonces la prevención es el mejor remedio







2.-  CAUSA – CONSECUENCIA o CAUSA - EFECTO: El texto presenta ciertas informaciones o ideas que sirven de causas para explicar otros hechos que de allí se desprenden. Son los hechos que ocurren debido a las causas antes descritas. Es decir se  analiza el tema expuesto mostrando las causas que lo producen y/o las consecuencias que de él se derivan.

Ejemplo:
“Cuando un alumno manifiesta una actitud deshonesta durante una  evaluación, ésta se anulará, debiendo el infractor rendir una interrogación en forma inmediata o en el horario que se indique y asumiendo una suspensión de clases de tres días”


3.- COMPARACIÓN O CONTRASTE: En el texto se comparan o contrastan ideas o informaciones, a través de los párrafos del mismo nombre.
En ocasiones, se  utiliza un tipo de comparación especial llamada analogía (se compara un fenómeno u objeto desconocido por los lectores con otro que sea conocido).

Ejemplo:

Una  de las diferencias más importantes en el proceso evolutivo del hombre estriba en los medios de subsistencia y alimentación. Durante el paleolítico, los hombres vivían de la caza –que era responsabilidad de los hombres- y de la recolección de frutos y granos. El neolítico, por el contrario, empieza cuando los hombres se convierten en agricultores y ganaderos, y aprenden a obtener sus alimentos mediante el cultivo de la tierra y la domesticación de algunos animales.”


4.- SECUENCIA TEMPORAL / SECUENCIA CRONOLÓGICA: Se expone un conjunto de ideas o serie de informaciones o instrucciones ordenadas con una secuencia temporal (qué antes, qué después). Con frecuencia, este modelo se emplea para exponer  la secuencia de pasos que conforman un proceso como la preparación de una torta o el funcionamiento de un aparato eléctrico, etc.

Ejemplo:  
                
“Para preparar un rico cola de mono hay que seguir las siguientes instrucciones:   se hierve la leche con vainilla y clavo de olor; luego retirar del fuego, añadir  el   aguardiente y café al mismo tiempo que se revuelve, agregar azúcar a gusto y servir helado.”
   
           
5.- ENUMERACIÓN  DESCRIPTIVA: Se enumeran y describen las  propiedades de un ente o fenómeno.

Ejemplo:
             
“¿Sabes lo que significa ser niño? Significa creer en el amor, en la hermosura, en las creencias, significa ser tan pequeño que los duendes pueden acercarse a cuchichear a tu oído; significa transformar las calabazas en carruajes, los ratones en corceles, lo ruin en sublime, la nada en todo, pues cada niño lleva en su alma su propia hada madrina.”

sábado, 17 de marzo de 2012

Género Lírico

Destreza: Interpretación de textos
Contenido: Elementos básicos que constituyen un poema.
Indicador de Evaluación: Identifican los elementos básicos del poema

ELEMENTOS BÁSICOS QUE CONFIGURAN EL MUNDO POÉTICO

VERSOS:
Los versos son palabras o conjuntos de palabras sujetas a una medida, cadencia o ritmo, que forman una distribución de sonidos y acentos agradables o gratos al oído. Según el número de sílabas métricas (diferentes de las sílabas gramaticales)

Los versos pueden ser:
1-Tetrasílabos (cuatro sílabas)
2-Pentasílabos (cinco sílabas)
3-Hexasílabos (seis sílabas)
4-Heptasílabos (siete sílabas)
5-Octosílabos (ocho sílabas)
6-Eneasílabos (nueve sílabas)
7-Decasílabos (diez sílabas)
8-Endecasílabos (once sílabas)
9-Dodecasílabos (doce sílabas)
10-Alejandrinos (catorce sílabas)

Hay versos que tienen mas de catorce sílabas, pero los arriba mencionados son los más conocidos y los más usados por muchos poetas y poetisas.

ESTROFAS:
Las estrofas son un conjunto de varios versos, los cuales comparten alguna característica de ritmo, medida o rima. Las estrofas puede tener: 
1-Un número fijo de versos 
2-Un número variable de versos. 
Además las estrofas se clasifican en: 
1-Pareado (dos versos) 
2-Terceto (tres versos) 
3-Cuarteto (cuatro versos) 
4-Quinteto (cinco versos) 
5-Sextina (seis versos) 
6-Séptima (siete versos) 
7-Octava (ocho versos) 
8-Décima (diez versos) 
9-Soneto (catorce versos) 

Hay muchas más combinaciones pero éstas son las más conocidas y usadas por quienes desean escribir poemas tanto de arte mayor o de arte menor. 

LA RIMA:
Es la identidad total o parcial, entre dos o más versos, de los sonidos situados a partir de la última vocal tónica. Suele representarse mediante una fórmula alfabética, en la cual las mayúsculas designan versos de arte mayor (de 10 o más sílabas) y las minúsculas versos de arte menor (de 9 o menos sílabas).

Puede ser de dos tipos:
      Consonante o total: si los sonidos idénticos son vocales y consonantes. Ejemplo:

“Abiertas copas de oro deslumbrado              A

sobre la redondez de los verdores                  B

bajos, que os arrobáis en los colores             B

mágicos del poniente enarbolado.”                 A

Juan Ramón Jiménez
      Asonante o parcial: que se produce cuando sólo las vocales son idénticas. Ejemplo:

            “Madre del alma mía,         ---   
            qué viejecita eres,             a    
            ya los ochenta años          ---   
            pesan sobre tus sienes.”     a                               Salvador Rueda
Las letras iguales señalan los versos que tienen la misma rima, sea consonante o asonante. Un guión o espacio en blanco representa un verso que queda libre, es decir, que no rima con ningún otro.


RITMO: El ritmo de un verso esta dado por la ubicación  de las sílabas tónicas  y átonas y por la formación de la rima. Es decir el ritmo se da en relación al  verso y la rima que otorgan musicalidad al poema.
El ritmo es el elemento esencial que estructura las palabras dentro de cada verso. El rasgo fundamental del ritmo es su dimensión sensorial; es decir, es necesario que pueda ser percibido a través del oído.


Motivo lírico O TEMA:
Lo que motiva y da impulso al autor para escribir el poema recibe el nombre de objeto lírico, luego, al ponerlo en boca del hablante lírico se denomina motivo lírico.

Ejemplos:

       Gabriela Mistral, en La Maestra Rural, ve el sepulcro de una maestra rural y pone en boca de un labriego los sentimientos de tristeza y de reconocimiento hacia dicha maestra.

       En Los sonetos de la Muerte, el motivo lírico es el suicidio del hombre que Gabriela Mistral amaba.

       En el poema La madre, Neruda encuentra el motivo en la muerte de su madrastra.

       En el poema Tarde en el hospital, el poeta Carlos Pezoa Véliz toma el motivo de la angustia de encontrarse solo en la pieza de un hospital, durante un día de lluvia.


Temple de ánimo:
Es el estado de ánimo que se percibe en el poema a través de lo expresado por el hablante lírico. Puede ser, entre otros, de alegría, tristeza, nostalgia, odio, esperanza, pesimismo, optimismo, pasión, amor, perdón, etc.
Ejemplos:


“Estoy triste, pero siempre estoy triste.”
Pablo Neruda
“Si una espina me hiere
yo me saco la espina,
pero no la aborrezco.”


Amado Nervo
“Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla.”

Antonio Machado



Hablante lírico

El hablante lírico es un emisor ficticio, creado por el autor, que expresa su subjetividad, ya sea directamente o indirectamente a través de la adopción de actitudes líricas.

Actitudes líricas

Enunciativa (o de Enunciación Lírica):
Es la actitud con que el hablante lírico muestra su subjetividad a través de la descripción del paisaje, de personas, de animales o de la narración de hechos. Emplea, sobre todo, la tercera persona gramatical (pronombres: él, ella, lo, ellos, ellas, los, se). Corresponde a la función referencial o representativa del lenguaje.

Ejemplo:


“Como en juegos

los niños bajan a picotear las horas hasta deshojarlas y ponerlas a arder como si nada en el resuello del cielo, porque los niños no saben que juegan con fuego

y que hasta las palabras de la creación son puro humo.

Pero los relojes no hallan qué hacer con sus ventanas rotas por donde las estaciones manan a gritos

huyendo a manos llenas entre la ornitología sobresaltada de los infantes a todo color.

Y como en juegos salvajes

las horas bajan a picotear el rostro abierto de lo niños asustados que hacen lo posible por escapar, hacerse humo,
tomar las de villadiego internándose edad adentro a la velocidad más que astuta de los años.”

Jorge Naranjo, Ornitologías.



Apostrófica (o Apóstrofe Lírico):
Es la actitud lírica con la que el hablante se dirige a un tú (receptor ficticio), emplea la segunda persona gramatical (pronombres: tú, te, ti, vosotros, ustedes, os), por lo tanto corresponde a la función apelativa del lenguaje.

Para hacer un poema dadá



“Coja un periódico. Coja unas tijeras.

Escoja en el periódico un artículo de la longitud que cuenta Darle a su poema.

Recorte el artículo.

Recorte enseguida con cuidado cada una de las palabras que for-man el artículo y métalas en una bolsa.

Agítela suavemente.

Ahora saque cada recorte uno tras otro.

Copie concienzudamente en el orden en que hayan salido de la bolsa.

El poema se parecerá a usted.

Y es usted un escritor infinitamente original y de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendida del vulgo.”

Tristan Tzara, Siete manifiestos DADA.









Carmínica  (De la Canción, Expresiva o Monológica):
Es la actitud lírica en la que el hablante expresa directamente sus sentimientos, empleando la primera persona gramatical (pronombres yo, me, mi, nosotros, nos). Por lo tanto, se corresponde con la función expresiva o emotiva del lenguaje.
Ejemplo:



“Cuando miro el azul horizonte perderse a lo lejos
a través de una gasa de polvo dorado e inquieto,

me parece posible arrancarme del mísero suelo,

y flotar con la niebla dorada en átomos leves

cual ella deshecho.”

Gustavo Adolfo Bécquer, RIMA VIII.



Es importante hacer notar que en un poema el hablante lírico puede adoptar varias actitudes líricas y no necesariamente una.

LAS FIGURAS LITERARIAS O RETÓRICAS

Son procedimientos estilísticos que sirven para embellecer y dar riqueza al lenguaje, reforzar ideas, otorgar un suplemento de significado a las palabras y hacer surgir sentidos nuevos en nuestra percepción y relación con el mundo.

Existe un conjunto enorme de figuras retóricas, unas tan familiares como la metáfora y otras tan desconocidas, pero utilizadas, como la epanortosis (corrección leve de una idea: “te espero en el cine, más bien a sus puertas…”) o la paronomasia (utilización de palabras semejantes en la forma: “sus actitudes devinieron en aptitudes…”).


FIGURAS BÁSICAS Y ELEMENTALES



A. FIGURAS SEMÁNTICAS
Figuras que consisten en dar a una cosa o idea el nombre de otra(s), por estar relacionadas por el significado y por su semejanza. Actúan así otorgando un suplemento de significación (significado figurado) a los significados propios de las palabras

COMPARACIÓN,
IMAGEN (metáfora imperfecta o atributiva), METÁFORA (metáfora perfecta),
SINESTESIA,
METONIMIA,
SINÉCDOQUE, 
HIPÉRBOLE,  
PERSONIFICACIÓN, 
PERÍFRASIS.

B. FIGURAS DE PENSAMIENTO
Figuras que se basan sobre todo en el significado de las palabras dentro de un enunciado haciendo variar el modo de creación o entrega de una idea, ya sea por oposición real o aparente



ANTÍTESIS,
IRONÍA


C.  FIGURAS FÓNICAS
Figuras que se basan en utilizar la materia sonora del lenguaje como recurso poético–expresivo:

ALITERACIÓN (asonancia), 
ONOMATOPEYA

D.  FIGURAS SINTÁCTICAS
Se utilizan para modificar la secuencia lógica del enunciado mediante los siguientes procedimientos: repetición, supresión, alteración del orden habitual de los término

Que repiten términos:  
EPÍTETO, 
ANÁFORA,        
PLEONASMO
Que alteran el orden habitual de los términos:  HIPÉRBATON  (transposición)

LISTA COMPLEMENTARIA DE FIGURAS


Alegoría,
Asíndeton,
Calambur,
Elipsis,
Enumeración,
Enumeración caótica,
Gradación,
Jitanjáfora,
Oxímoron,
Paradoja,
Polisíndeton,
Retruécano (o Conmutación),
Símbolo




Definiciones y ejemplos de las  8 figuras a estudiar:


(A) Figuras Semánticas:

1. COMPARACIÓN: Relaciona dos ideas u objetos en virtud de su semejanza, usando conectores comparativos: igual que, cual, parecido a, más que, menos que, como, etc.

Ejemplos:
El río            como        serpiente de plata.”
Tus dientes  cual         blancos marfiles.”
Término propio                   Término figurado




2. METÁFORA: Sustituye una idea por otra(s), en virtud de su semejanza o agrega el sentido figurado del término. Indica identificación (asimilación) de un elemento con el otro.


Ejemplo:
La serpiente de plata recorre la llanura.
(Un elemento: “la serpiente de plata”  reemplaza a “río”; el término propio)

El río, serpiente de plata, recorre la llanura.
(La frase explicativa agrega el sentido  figurado del término)


El manojo de trigo sobre su frente parece desordenarse más con el viento.
(Manojo de trigo= cabello rubio, liso y largo).

Se usa un lenguaje connotativo y el lector establece la relación imaginariamente.




3. HIPÉRBOLE: Consiste en exagerar  una idea o cosa con el fin de destacarla.

Ejemplos:
 “Tengo tanta hambre que me comería un supermercado.”

“En el estadio no cabía ni un alfiler.”

 “Tiene ojos tan grandes que le tapan la cara.”

“Me bebería un río.”



4. PERSONIFICACIÓN: Consiste en dar características humanas a animales o cosas.



Ejemplo:
“El viento canta entre los álamos.”

“El gusano medita en su pequeñez.”

“La luna se viste de novia.”

“Las estrellas nos hacen guiños.”

(B) Figuras del pensamiento

5.  ANTÍTESIS: Consiste en la contraposición de dos palabras o ideas antónimas  que no encierran entre sí contradicción,  por  lo  que no son generadoras de incoherencia.

Ejemplo:

“La vida es un vaivén de alegrías y penas.”

“Vamos caminando de la cuna a la sepultura.”

Se apagaron los faroles y se encendieron los grillos                                   García Lorca

Hora de mi corazón:
La hora de una esperanza
 y una desesperación
.     (Antonio Machado)

(C) Figuras Sintácticas


6. EPÍTETO: Utilización de adjetivos explicativos que manifiestan cualidades inherentes al sustantivo, por tanto, refuerzan   su cualidad.


Ejemplo:

“Cual queda el blanco lirio cuando pierde
su dulce vida entre la hierba verde.”
                                  (Garcilaso de la Vega)

“Por ti la verde hierba, el fresco viento
el blanco lirio y colorada rosa
y dulce primavera deseada. “
                                   (Garcilaso de la Vega)

7. ANÁFORA: Es una figura de repetición, en la cual se reitera una palabra o frase al comienzo de oraciones o versos.


Ejemplo:
Entre plumas que asustan,
entre noches,
entre magnolias,
entre telegramas,
entre  el  viento  del  Sur  y  el  Oeste  marino,
vienes volando.”      (Pablo Neruda)

“¿Por qué fue desterrada la azucena,
por qué la alondra se quedó sin vuelo,
por qué el aire de mayo se hizo pena
bajo    la    dura    soledad    del    cielo.”                          (Rafael Morales)

8. HIPÉRBATON  (transposición): Consiste en la alteración o ruptura del orden lógico – gramatical de las palabras en la oración, para destacar determinados elementos frente a los demás.


Ejemplo:
“Para no llorar, recuerdo, lluvia, tu mensaje”
                                             (Omar Cáceres)

“Del monte en la ladera
por mi mano plantado tengo un huerto.”
                                       (Fray Luis de León)

“Abanicos de aplausos, en bandadas,
descienden, giradores, del tendido,
la ronda a coronar de las espadas.”
                                               (Rafael Alberti)


Resuelva los siguientes ejercicios, considerando las figuras literarias aprendidas

1.-

“Fui solo como un túnel,
de mí huían los pájaros.”
                                                                                                                               Pablo Neruda

¿Qué figura literaria se encuentra en los versos anteriores?
A) Metáfora.        B) Hipérbole.      C) Comparación.          D) Personificación.        E) Imagen.



2.-

“Dos niños (...)

juntos así como dos buenos perros
uno negro otro blanco.”


¿Qué figura literaria hay en los versos 1 y 2?
A)  Sinestesia.     B) Antítesis.   C) Metáfora.       D) Comparación.          E)  Alegoría.

3.-

“Virgen de la Macarena,
mírame tú, cómo vengo, tan
sin sangre, que ya tengo
blanca mi color morena”.
 Federico García Lorca

¿Qué figura literaria se presenta en los dos últimos versos?
A)  Hipérbaton.    B) Hipérbole.        C)  Antítesis.        D)  Metáfora.       E) Sinestesia.

4.-

Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi ser ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma”.
 Pablo Neruda

¿Qué figura literaria hay en el verso 1?
A)  Sinestesia.      B) Símbolo.         C) Comparación.           D) Imagen.          E) Metáfora.

5.-

“Quedaban dunas fantasmas
más viudas que la ceniza
mirando fijas las cuencas
de su amor y de sí mismas.”
  Gabriela Mistral

¿Qué figura(s) literaria(s) predomina(n) en los versos mencionados?
A)  Metáfora y personificación.

B)  Símbolo.

C)  Sólo personificación.

D)  Aliteración y metáfora.

E)  Personificación y comparación.

6.-

“Un velero bergantín
Bajel pirata al que llaman

Por su bravura “El Temido”,
En todo mar conocido,

Del uno al otro confín.”
                                                                                                                                Espronceda

¿Qué figura literaria predomina en los dos últimos versos?
A)  Metáfora.        B)  Hipérbaton.    C)  Alegoría.      D) Hipérbole.          E) Comparación.

7.-

“Párpado,

estanque de la calma,

donde afilara Wordsworth sus espadas fluviales, yunque de la palabra eterna”.
 Luis Alberto de Cuenca

¿Qué figura literaria predomina en los versos mencionados?
A)  Hipérbaton.        B) Sinécdoque.         C)   Paradoja.       D) Antítesis.          E) Metáfora.


8.-

“Por la ventana abierta, la luna nos miraba.”


¿Qué figura literaria encontramos en el verso anterior?
A)  Alegoría.      B) Sinestesia.       C) Hipérbole.        D) Personificación.            E)  Símbolo.
9.-       

“Los rebaños del cielo se fugan a la montaña.”


¿Qué figuras retóricas encontramos en el verso mencionado?
A)  Personificación y comparación.

B)  Personificación y metáfora.

C)  Sinécdoque y comparación.

D)  Metonimia y personificación.

E)  Perífrasis y personificación.

10.-

A un hombre de gran nariz

Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,

érase una alquitara medio viva,
érase un peje espada mal barbado;
era un reloj de sol mal encarado,
érase un elefante boca arriba,
érase una nariz sayón y escriba, un
Ovidio Nasón mal narigado.
Érase el espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,

las doce tribus de narices era;
érase un naricísimo infinito frisón archinariz, caratulera, sabañón
garrafal, morado y frito.

                                                                                                               Francisco de Quevedo


¿Qué figura retórica le da sentido al soneto anterior?
A)  Comparación.       B) Epíteto.      C)  Hipérbole.       D)  Alegoría.         E) Metáfora.

11.-

“Dijo el árbol: Teme al hacha,
palo clavado en el suelo:
contigo la poda es tala.”                                           
                                                                                                                        Antonio Machado

¿Qué figura literaria da sentido a la estrofa anterior?
A)  Sinécdoque.      B) Hipérbole.        C) Metáfora.        D) Comparación.      E)  Personificación.

12.-

Amo la noche, sombrero de los días”



Identifique la figura literaria  del enunciado anterior:
A)  Antítesis.    B) Sinécdoque         C) Comparación           D)  Metáfora       E) Ironía

13.- ¿Cuál de los siguientes versos corresponde a un ejemplo de hipérbole?
A)  Es tan corto el amor y tan largo el olvido.

B)  La cruz, símbolo del cristianismo.

C)  Corriendo sin parar milenio tras milenio.

D)  Parece que de lo que muere uno es de maniquí.

E)  El sol se saca del bolsillo el día.

14.-

El mar que suspira. ¿Adónde van las naves?
La tierra en silencio. El viento en que vas.
Carnes, flores, riscos. (¿Qué gorjean las aves?) Evidencias, sombras. Ignoras y sabes.
(Ignorar, que es nada. Saber, que no es más.)”
                                                                                                                           Carlos Bousoño

¿Qué figura literaria se encuentra en el verso subrayado?
A)  Sinestesia.     B)  Personificación.         C) Hipérbole.    D)  Símbolo.         E) Retruécano.

15.-

“Blanca sois, señora mía,
más que el rayo del sol;...”


¿Qué figura literaria aparece en los versos mencionados?
A)  Metáfora.    B) Comparación.  C) Metonimia.     D) Personificación.     E)  Alegoría.

16.-

“Yo nunca supe amor, lo que eran celos.
Viví en el sí o el no. Tinieblas, luces,
Sobre mis hombros alas, alas, cruces
Cruces de pesadumbre por los suelos.”
                                                                                                          Gerardo Diego

La figura presente en el segundo verso corresponde a una:
A)  Antítesis     B)  Paradoja       C) Enumeración       D)  Hipérbole       E) Ironía

17.-

“El olor luminoso de tus ojos,

el suave aliento de tus leves labios,

tu rostro es copia fiel del terciopelo,

tus manos cual palomas dadivosas,

tu alma que no cabe ni en mil mundos,

tus cruces que las cargas con valía.”
                                                                                                                                          Mac Piov

En el cuarto verso se presenta un(a):
A)  sinestesia.         B)  retruécano.         C)  comparación.   D)  metáfora.     E)  alegoría.

18.- En el quinto verso hay una:
A)  personificación.     B) sinestesia.       C) metáfora.     D)  comparación.        E) hipérbole.

19.-

“Me estaba derritiendo de calor; mis huesos ya estaban calcinados.”
                                                                                                                                    Mac Piov                                 

¿Qué figura literaria se encuentra en la estrofa mencionada?
A)  Comparación      B) Sinestesia.       C)  Alegoría.       D)  Animización.        E) Hipérbole.

20.-

“Un pino solitario

dibújase a lo lejos,

en un fondo de brumas y de nieve

como un largo esqueleto.”
                                                                                                               Ricardo Jaimes Freyre

 ¿Qué figura literaria está presente en la estrofa anterior?
A)  Hipérbole.      B) Metáfora.      C) Comparación.      D)  Animización.       E) Sinestesia.




21.-

“Yo soy quien libre me vi. Yo, quien pudiera olvidaros.

Yo soy el que por amaros estoy, desque vos conocí, sin Dios, sin vos, sin mí”.
                                                                                                                           Jorge Manrique

Qué figura retórica prima en el texto poético:
A)  Hipérbaton.    B) Gradación.       C) Anáfora.          D)  Aliteración.      E) Sinécdoque

22.-

“Gloria llamaba a la pena;
a la cárcel, libertad;
miel dulce, al amargo acíbar.”       
                                                                                                                       Luis de Góngora

En el verso 3 del texto, se utiliza la siguiente figura
A) Paradoja      B) Anáfora.          C) Epíteto          D) Elipsis.        E) Gradación

23.-

 “Guirnaldas amarillas trepaban los árboles”


¿Qué figura literaria encontramos en este verso?
A) Sinécdoque       B)  Epíteto         C) Personificación       D) Alegoría         E) Hipérbole

24.-

“Amar la vida fue mi culto;
amar la muerte fue  mi credo,
¡La vida es muerte de las almas!
¡La muerte es la vida de los cuerpos!”     
                                                                                                        Horacio Olivos y Carrasco

¿Qué figura literaria se presenta en estos versos?
A) Antítesis      B) Metáfora      C) Imagen         D) Anáfora          E) Hipérbole

25.-

“Toda la sed fue tuya
pasando el desierto debatito de las faldas.
Atacama Ata-cama Ataca-ama des-sierto
Cierto-ama-Ataca-ama-amor
Bébete las dunas y el cielo
Desnúdala de palabras.”
                                                                                                Carmen Berenguer: Relegación

¿Qué figura literaria encontramos en el siguiente poema?
A) Metáfora – personificación
B) Sinécdoque – alegoría
C) Hipérbole – personificación
D) Imagen – hipérbole
E) Personificación – metonimia

26.-

1. “Las llamas del brasero
2. bailan las piruetas rojas
3. que arrancan del carbón
4. estrellas bulliciosas
                                                                                                           Juan Guzmán Cruchaga


¿Qué figura literaria  hay en los  versos 2 y 3?
A) Imagen      B) Personificación      C) Animización       D) Antítesis           E) Comparación



27.- ¿Cómo se llama la figura literaria subrayada en el verso 2?
A) Hipérbole    B) Imagen     C) Símbolo    D) Personificación    E) Metáfora

28.- ¿Cuál es la figura literaria que encontramos en el verso 4?
A) Personificación        B) Hipérbole      C)  Sinécdoque       D)  Metonimia        E) Antítesis

29.-

“Cielos morados avergonzados
de mi derrota (...)”
                                                                                                                          Gabriela Mistral

¿Qué figura literaria hay en los versos anteriores?
A) Hipérbole       B) Imagen         C)  Personificación     D)  Sinécdoque          E) Antítesis

30.-

1. “Tú me das amada mía
2. risas y lágrimas
3. risas, risas y risas,
4. mi adorada
5. y un océano de gotas
6. en mis ojos.”
                                                                                                                                  Mac Piov

En los versos 1 y 2 aparece la figura retórica llamada:
A) Imagen     B) Sinestesia         C)  Hipérbole          D) Antítesis           E)  Personificación

31.- ¿Qué figuras literarias aparecen en los versos 5 y 6?
A) Metáfora y animización
B) Animización e hipérbole
C) Metáfora  e hipérbole
D) Hipérbole y sinestesia
E) Animización y sinestesia

32.-

                 I
“Tocan las  sombras del ciego
y sale luz de la  flauta

                II
Brilla el filo de la esquina
gracias a la luz que canta

               III
Su canción es en la noche
una lucecilla  blanca.”
                                                                                                                   Julio Barrenechea

¿Cómo se llama la figura literaria subrayada en la estrofa II?

A) Personificación       B) Alegoría       C) Metáfora     D) Antítesis      E) Epíteto

33.-

“Mi espíritu en la  sombra se detiene
como un ciego que pierde su cayado*
y sufre el corazón porque esta noche
como nunca se encuentra solitario.”
                                                                                                        Juan Guzmán Cruchaga
*cayado: bastón

¿Cuál de estos nombres corresponde a una  de las figuras literarias que encontramos  en esta estrofa?

A) Metáfora     B) Comparación     C) Imagen         D) Epíteto        E) Personificación

34.-

“La luna se empolva y se maquilla.
el sol aúlla rayos de fulgor.”
                                                                                                                                    Mac Piov

La figura literaria presente en el primer verso recibe el nombre  de:
A) Comparación     B) Personificación         C)  Antítesis      D)  Metáfora       E)  Metonimia

35.-

“Me gusta verlos pintarse
De sol y grana, volar
Bajo el cielo azul, temblar
Súbitamente y quebrarse.”                                                                     Antonio Machado

La figura literaria del verso 3 se llama:
A) Antítesis      B) Epíteto        C) Metáfora        D) Personificación       E) Hipérbaton

36.-

“¡Cuántas cosas,
limas, umbrales, atlas, copas, clavos,
nos sirven como tácitos esclavos,
ciegas y extrañamente sigilosas
durarán más allá de nuestro olvido;
No sabrán nunca que nos hemos ido!                                                Jorge Luis  Borges

¿Qué figura(s) literaria(s) podemos encontrar en estos  versos de Jorge Luis Borges?
I.   Hipérbole                       II.  Personificación                  III. Metáfora

A) Sólo I      B) Sólo II    C) I y II      D) I y III      E) I, II y III

37.-      

“Tanto dolor se  agrupa en mi costado
que, por doler, me duele hasta el aliento.”


¿Qué  figura(s) literaria(s) podemos encontrar en estos versos?
I.   Hipérbaton                  II.  Hipérbole                          III. Metáfora

A) Sólo I        B) Sólo II           C) Sólo III              D) I y II              E)  I, II y III

38.-

“Es tu boca de rubíes
purpúrea granada abierta”  
                                                                                                                 Gustavo Adolfo Bécquer

Identifica la figura literaria  presentes en estos  versos:
A) Hipérbaton       B) Paranomasia          C) Elipsis         D)  Metáfora         E)  Antítesis

39.-

“Las aguas del estero guardan mi cuerpo de niño”


¿Qué  figura utiliza como recurso el verso?
A) Sinécdoque      B) Personificación        C) Hipérbole        D) Hipérbaton      E) Imagen

40.-

FÁBULA
“Un pastor se encuentra con un lobo.
-¡Qué hermosa dentadura tiene usted, señor lobo! –le dice.
-¡Oh! –responde el lobo- mi dentadura no vale  gran cosa, pues es una dentadura postiza.
-Confesión por confesión, entonces- dice el pastor-: si su dentadura es postiza, yo puedo confesarle que no soy pastor: soy oveja.”
                                                                                       Braulio Arenas, Los escritos mundanos

¿Qué figura literaria da sentido al texto anterior?
A) Metáfora      B) Personificación      C) Hipérbole        D) Hipérbaton      E) Comparación



I.- INTRODUCCÍÓN


1. Mi corazón está aquí,
Dios mío,
hunde tu cetro en él, Señor.
Es un membrillo
demasiado otoñal
y está podrido.

2.- Arranca los esqueletos
de los gavilanes líricos
que tanto, tanto lo hirieron,
y si acaso tienes pico
móndale su corteza
de hastío.

Mas si no quieres hacerlo,
me da lo mismo,
guárdate tu cielo azul,
que es tan aburrido,
el rigodón de los astros.

Y tu infinito,
que yo pediré prestado
el corazón a un amigo.
Un corazón con arroyos
y pinos,
y un ruiseñor de hierro
que resista
el martillo
de los siglos.



Además, Satanás me quiere mucho,
fue compañero mío
en un examen de
lujuria, y el pícaro
buscará a Margarita,
me lo tiene ofrecido.

Margarita morena,
sobre un fondo de viejos olivos,
con dos trenzas de noche
de estío,
para que yo desgarre
sus muslos limpios.

Y entonces, ¡oh Señor!,
seré tan rico
o más que tú,
porque el vacío
no puede compararse
al vino
con que Satán obsequia
a sus buenos amigos.
Licor hecho con llanto.
¡Qué más da!
Es lo mismo
que tu licor compuesto
de trinos.
      

Prólogo (fragmento), Federico García Lorca



RESPONDE LAS SIGUIENTES PREGUNTAS

1. ¿A quién dirige el hablante lírico su poema?
A) A Dios.
B) A Satanás.
C) A Margarita.
D) A Dios y a Satanás.
E) A Dios, a Satanás y a Margarita.

2. La actitud lírica predominante en el texto es
I. Carmínica.
II. Apostrófica.
III. Enunciativa.

A) Sólo I
B) Solo II
C) Sólo III
D) Sólo I y II
E) Sólo II y III

3. ¿Cuál es la relación entre la primera estrofa y el resto de ellas?
La primera:
A) el hablante desafía a Dios a que lo ataque, y luego le reprocha su conducta.
B) el hablante describe el estado en que se encuentra su corazón, en las siguientes reconoce su amistad con Satanás.
C) el hablante le pide a Dios que lo mate, después se arrepiente y prefiere a Satanás.
D) el hablante lírico se muestra sumiso ante Dios, y en el resto, se revela contra Dios. 
E) presenta una posición religiosa de la vida, las siguientes, una postura atea.


4. El temple de ánimo demostrado por el hablante lírico a partir de sus versos es
A) de ira hacia Dios
B) de alegría hacia su nuevo amigo: Satanás.
C) desafiante ante el poder de Dios. 
D) de nostalgia, por no tener fe.
E) lujurioso, por los nuevos placeres.

5. ¿Qué elementos relaciona o vincula el hablante lírico entre Dios y Satanás?
I. El licor de trinos con el licor de llantos.
II. El vacío con el vino.
III. El infinito con Margarita.

A) Sólo I
B) Sólo I y II 
C) Sólo I y III
D) Sólo II y III
E) I, II y III

6. ¿En qué estado está el corazón del hablante?
A) Invadido por la lujuria de Satanás.
B) Resentido ante la indiferencia de Dios.
C) Lujurioso, soberbio y obstinado.
D) Dañado, podrido y herido.
E) Enamorado, ansioso y cambiante.

7. En el mismo texto reconoce las Figuras Literarias destacadas en negrita.


II. ACTIVIDADES  INDIVUALES DE COMPRENSIÓN Y APLICACIÓN DE CONTENIDOS:
Lea atentamente los poemas y reconozca lo que se solicita por cada poema


1.- A MARGARITA DEBAYLE
                       Rubén Darío
1908
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento.
Margarita, te voy a contar
un cuento.

Este era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día
y un rebaño de elefantes.

Un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita como tú.

Una tarde la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.

La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla,
una pluma y una flor.

Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti.
Cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así
Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella

que la hacía suspirar.

Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
mas lo malo es que ella iba
sin permiso del papá.

Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.

Y el rey dijo: "¿Qué te has hecho?
Te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho,
que encendido se te ve?"

La princesa no mentía,
y así, dijo la verdad:
"Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad."

Y el rey clama: "¿No te he dicho
que el azul no hay que tocar?
¡Qué locura! ¡Qué capricho!
El Señor se va a enojar."

Y dice ella: "No hubo intento:
yo me fui no sé por qué;
por las olas y en el viento
fui a la estrella y la corté."
Y el papá dice enojado:
"Un castigo has de tener:
vuelve al cielo, y lo robado
vas ahora a devolver."

La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el buen Jesús.

Y así dice: "En mis campiñas
esa rosa le ofrecí
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí."

Viste el rey ropas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.

La princesa está bella,
pues ya tiene el prendedor,
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.

Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento

Ya que lejos de mí vas a estar
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.







2.-  Poema Tarde En El     Hospital

                       Carlos Pezoa Veliz


Sobre el campo el agua mustia
cae fina, grácil, leve;
con el agua cae angustia:
llueve

Y pues solo en amplia pieza,
yazgo en cama, yazgo enfermo,
para espantar la tristeza,
duermo.


Pero el agua ha lloriqueado
junto a mí, cansada, leve;
despierto sobresaltado:
llueve

Entonces, muerto de angustia
ante el panorama inmenso,
mientras cae el agua mustia,
pienso.


3.- Poema 15

                            Pablo NerudaMe gustas cuando callas porque estás como ausente, 
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. 
Parece que los ojos se te hubieran volado 
y parece que un beso te cerrara la boca. 

Como todas las cosas están llenas de mi alma 
emerges de las cosas, llena del alma mía. 
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, 
y te pareces a la palabra melancolía. 

Me gustas cuando callas y estás como distante. 
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. 
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: 
déjame que me calle con el silencio tuyo. 

Déjame que te hable también con tu silencio 
claro como una lámpara, simple como un anillo. 
Eres como la noche, callada y constelada. 
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo. 

Me gustas cuando callas porque estás como ausente. 
Distante y dolorosa como si hubieras muerto. 
Una palabra entonces, una sonrisa bastan. 
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.


4.- Romance de la luna, luna

                   Federico garcía Lorca

La luna vino a la fragua
con su polizón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño
.

—Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
—Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
—Huye, luna, luna, luna,
que ya siento los caballos.
—Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
¡Cómo canta la zumaya,
ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.





























       ACTIVIDADES:


POEMA 1:

1.- Actitud del Hablante Lírico:


2.- Temple de ánimo:


3.- Motivo Lírico:


4.- Figuras literarias







POEMA  2

1.- Actitud del Hablante Lírico:

2.- Temple de ánimo:

3.- Motivo Lírico:

4.- Tipo De Rima

5.- Figuras literarias






POEMA 3

1.- Actitud del Hablante Lírico:

2.- Temple de ánimo:

3.- Motivo Lírico:

4.- Tipo de estrofa:

5.- Figuras literarias






POEMA 4

1.- Actitud del Hablante Lírico:

2.- Temple de ánimo:

3.- Motivo Lírico:

4.- Tipo De Rima

5.- Figuras literarias